Titulo: EL Hombre de Grafeneck
Autor: Jaime CortésEdiciones TagusFormato: E-bookISBN:9788415623038PÁGINAS:387

"Lorenz Hackenholt, un oficial mecánico con conocimientos de albañilería afiliado a las SS, comienza en Noviembre de 1939, tras una entrevista con Viktor Brack, responsable del programa T-4 de eutanasia compasiva desarrollado por los nazis contra sus compatriotas, su trayectoria como criminal de guerra y constructor de cámaras de gas en lugares tan siniestros como Grafeneck en Alemania, Belzec, Madjanek y Treblinka en Polonia, y San Sabba en Italia.
"El hombre de Grafeneck" es una novela basada en hechos reales, cuya parte de ficción transcurre paralela a la trayectoria vital del constructor de cámaras de gas del Tercer Reich. Contiene dos historias: una ambientada en la Alemania nazi, y la otra en pleno siglo XXI,unidas ambas por un hilo conductor que se irá desarrollando de una manera sorprendente y atractiva para el lector. La trama, que logra unificar dos destinos dispares, desembocará en un final absolutamente inesperado. "
FRAGMENTO:
Berlín, Noviembre de 1939
Lorenz estaba comenzando a entrever que la cuestión no resultaba tan sencilla como él acababa de exponer.
—Hackenholt, no existe tratamiento posible para un brazo que no está, o para una columna vertebral retorcida hasta el paroxismo. Eso es tan simple, que tiene usted que comprenderlo.
—Lo comprendo, señor, pero entonces…
—Entonces, llegamos a la mejor solución para esas criaturas, que consiste, ni más ni menos, que en hacerles dormir para siempre. (Pag N°34)_________________________________________________________Madrid, Marzo de 2011—Pues vamos a cenar rápido y cada uno a su casa. Voy a probar uno de estos pimientos de padrón tan apetitosos.—No, Bernardo, espera —Sandra no pudo evitar que el escritor se llevara a la boca, entero, un pequeño pimiento de color rojo—. Dios mío, Bernardo, los pimientos de padrón son verdes, todo el mundo lo sabe. Eso que te acabas de comer es un superchili picante extra. Camarero, por favor, traiga una jarra de agua inmediatamente. El rostro de Bernardo se amorató, al tiempo que lo ojos parecían querer saltar de susórbitas. Abrió la boca desmesuradamente, en un vano intento de que el infierno que se había desatado en su interior saliera hacia afuera cuanto antes. El diligente camarero se acercó a la mesa con la jarra. Bernardo se la arrebató literalmente de las manos y se la llevó a la boca.—Anda, hijo —dijo Sandra—, bebe, bebe. Hala…Toda la chaqueta empapada. Admiren el espectáculo, señoras y caballeros. ¡Bernardo Soto vuelve a la acción!. (Pag N°49)